Llámalo por su nombre

Historias de los que se atrevieron a gritar "libertad" en Cuba


Por Ray Pascual

Adán Kiubel: otro de los menores presos del 11J

Yusimy Castillo tuvo tres hijos: Adán Kiubel, Yenri Oscar y Yaro Dairo. De estos, con ella en casa solo está Yenri. Adán está en prisión y Yaro está en el infinito.


Esta mujer ha sido golpeada por la vida en numerosas e indescriptibles veces. Una de las últimas golpizas fue bastante literal: un accidente de tránsito mientras iba hacia la visita de Adán, el mayor de sus varones.


Del suceso hace más de un año, pero los dolores en el cuerpo le siguen ocasionando estragos, a tal punto, que luego de cada visita –por el viaje extenuante que supone y las largas horas sentadas en un incómodo banco de hierro- debe pasar varios días de reposo.


Yusimy es una mujer fuerte, pero esto es un eufemismo, porque ni siquiera ella misma está certificada para contar cómo puede seguir en pie después de una pérdida tan grande como la de su pequeñito Yaro, a la edad de tres añitos. Pero obviamente, ella no es la única trastocada desde aquel fatídico suceso.


Adán perdió a su hermanito cuando tenía menos de 9 años, y su psiquis y conducta escolar no tardaron en reflejar la mala autogestión de aquello por parte del infante. En la escuela tampoco tuvieron la metodología o la voluntad para ayudar al menor, y en la casa, la desdichada Yusimy, supo mucho menos cómo ayudar al mayor para rebasar el golpe; ni siquiera ella podía aún hacerlo.


Adán se convirtió poco a poco en un muchacho “conflictivo”, a pesar de que la madre afirma que era un muchacho trabajador y le gustaba mucho ayudarla. Según ella, el niño le gustaba hacer mandados a los vecinos para ayudarla con algo de dinero.


Pero para enmarcar el caso de esta familia, debemos recordar que madre e hijos viven en La Güinera: uno de los tantos barrios marginalizados y racializados, de los que, hasta las propias autoridades gubernamentales, hablan con desdén.


Allí, el 12 de julio de 2021 –un día después que más de 30 ciudades del país- se efectuaron las mayores protestas antigubernamentales de la historia de Cuba. Allí la violencia fue mayor. Allí, hay un registro de heridos de balas, de fracturas y de disímiles traumas, que aún tienen evidencia en sus víctimas. Allí se registró la única víctima letal del bando ciudadano por acción traicionera de la policía: Diubis Laurencio Tejeda.


Adán fue uno de los muchos menores –porque a la fecha de su detención contaba con solo 18 años- que fue detenido y encarcelado.


Para su juicio, Fiscalía Provincial imputó inicialmente los cargos de atentado, desorden público, desacato y propagación de epidemia. Luego añadió la polémica –y absurda- causa de sedición contra la seguridad del estado.


La petición inicial fue de 22 años: 4 años más de los que había vivido.


El juicio fue realizado en el Tribunal del municipio capitalino Diez de Octubre, entre el 17 y el 21 de diciembre. Como evidencias contra él presentaron una serie de videos recogidos por las propias autoridades policiales. A diferencia, incluso, de otros manifestantes de otras ciudades, a Adán –según estos videos- no se le vio haciendo otra cosa que caminar, caminar pacíficamente.


A pesar de aquello, y de la singular defensa que hicieran allí los abogados, las penas fueron pesadas. Adán Kiubel Castillo fue encontrado culpable y por lo tanto se le ordenó pasar sus próximos 14 años en prisión.
Un tiempo después, tras el resultado de la apelación, la sentencia bajó a siete años, que Adán cumple junto a otros presos políticos en la Prisión de Menores El Guatao.


Yusimy es una mujer que debate las pocas fuerzas que tiene entre cuidar a su hijo adolescente en casa – Yenri Oscar- y entre llevarle el saco al mayor –Adán- en prisión. Aunque este último se haya ganado allá dentro el cariño y el respeto de otros reos e incluso de oficiales, su presencia allí no tiene sentido.


Adán Kiubel fue un chico que salió el 12 a ver lo que estaba sucediendo en su reparto. No hay un video que diga algo más.


De siete años en prisión no es fácil recuperarse, y mucho menos un niño con discapacidades y traumas psicológicos latentes como es el jovencito Adán.

Esta sección está dirigida por el periodista independiente Ray Pascual.
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