Sus alumnos de preuniversitario lo recuerdan con la tiza, frente a una pizarra.
Ya no ejerce –un cáncer de próstata en el 2018 terminó de alejarlo de las aulas- pero de igual modo, todos los que de él hablan, persisten en llamarlo profesor. Los que no fueron sus alumnos –y hoy lo conocen, al menos, por las redes sociales- piensan en él y no reparan en un libro de física o un borrador. No fue así como se dio a conocer a la palestra pública de la oposición.
En el año 2007 el profe escribió un libro, con sus consideraciones alrededor de la realidad política y social de Cuba. En “Mente, Religión y Humanidad” el profe dedicó especial atención al efecto destructivo que tuvo sobre la nación el carácter del dictador Fidel Castro. Este material fue difundido entre un grupo de amigos y compañeros de trabajo, y luego fue también entregado en la Oficina de Atención a la población del Partido Comunista.
Pero este libro tampoco situaría a Pedro Albert en la cima de la visibilidad pública de la oposición anticastrista.
No fue hasta noviembre de 2020. El Movimiento San Isidro se había acuartelado en apoyo al rapero Dennis Solís y algunos de sus integrantes realizaban una huelga de hambre. El profesor Pedro Albert Sánchez, de 67 años, comenzó a ejercer su activismo público a través de directas desde su muro de Facebook. Su rostro noble, su palabra firme y su pensamiento lúcido, a pesar de su desgastada salud física, fueron sus únicos recursos.
Poco a poco los seguidores –usuarios igualmente claros sobre la nefasta situación política en Cuba- comenzaron a dejar sus likes y su apoyo.
Pero el profe es un hombre incansable, y no solo de palabra.
En aquellos días anunció un performance, su manera de hacer protesta pacífica. Los medios paraestatales comenzaron a hacerse eco de su propuesta y este símbolo lo perseguiría para siempre. El Profe Pedro Albert saldría a hacer una caminata por todo el Malecón.
Jamás se pensaría que algo tan inofensivo como una caminata pudiese traerle tantas y nefastas consecuencias. A los pocos días de su anuncio, el profe Pedro Albert fue detenido por primera vez por la stasi cubana.
Pedro continuó con sus directas, y así llegó un día como el 11 de julio de 2021.
Las manifestaciones de aquel verano lo sorprendieron en la calle, como a casi todo el mundo. Pedro estaba en Guanabacoa, y no titubeó para hacer en la calle lo que llevaba meses haciendo frente a la pantalla de su teléfono: mostrar su descontento con el actual gobierno.
El profe estuvo detenido desde el 11 de julio hasta el 29. Allí conoció a muchos de los actuales presos políticos, y esta experiencia lo marcó profundamente, según él mismo ha dejado saber.
Las autoridades pertinentes repararon en sus muchas y delicadas enfermedades y Pedro fue puesto en libertad bajo fianza hasta que llegara su juicio. El profe sería acusado de desorden público y desacato, causas por las que pedían para él cinco años de privación de libertad.
Llegó noviembre y el profe se sumó a la convocatoria realizada por Yunior García Aguilera y la plataforma Archipiélago. Prometió una de sus caminatas a favor de la libertad de los presos políticos. Aunque dejó claro que no portaría carteles ni símbolos algunos, el performance era inaceptable para la seguridad del estado. Esta hubiese sido su cuarta caminata.
El 3 de noviembre fue arrestado y un juez estableció para él prisión provisional.
En los siguientes once meses en prisión, el profe se plantaría en numerosas huelgas de hambre en señal de protesta a la tamaña injusticia, comprometiendo aún más su salud y dejando clara su determinación de ofrendar su propia vida por las causas que consideraba urgentes.
En octubre de 2022 el Tribunal Municipal de Diez de Octubre fue el lugar para su juicio. Cinco años de libertad limitada fue su sanción, atendiendo a su delicado estado de salud.
Durante el 2023 el profe siguió siendo asediado por los represores, citado, intervenido su teléfono, amenazado en todas las formas usuales. Ni una caminata más, era el principal deseo de la seguridad del estado.
En noviembre de 2023 el profe se dirigía a entregar una carta al alto representante de las Naciones Unidas, Eamon Gilmore, durante su visita a Cuba. De camino, muy simbólicamente, fue interceptado por la policía. Desde ese día fue se mantiene encarcelado, y la medida de libertad bajo fianza ha sido revocada, a pesar de que las autoridades penitenciarias y jurídicas son testigos de que el profe puede morir en cualquier momento.
Recientemente, y por motivo de una huelga de hambre, Pedro Albert tuvo que ser trasladado nuevamente a un hospital.
El profe se ha sometido una y otra vez a este método último de protesta, que pudiera comprometer su vida definitivamente. Pero no le han dejado más opción.
Hubiera sido más fácil todo si la seguridad del estado lo hubiera excarcelado, si le hubiera permitido a un hombre “débil” una “inocente” caminata más, pero obviamente la debilidad de la dictadura es mayor que la fragilidad de la salud del profe.
En prisión sigue el hombre que alguna vez estuvo frente a un aula. El mismo que cuando dejó de enseñar matemática y física, comenzó a instruirnos en la libertad de la mente y del cuerpo, sobre solidaridad y justicia, ya no con tizas y una pizarra, sino desde una página en Facebook, o con sus propios pasos, en una caminata por el malecón o cualquier otra calle.
Consulte aquí todos los datos del prisionero político Pedro Albert Sánchez en la lista oficial de Prisoners Defenders: https://lista.prisonersdefenders.org/prisioneros/pedro-albert-sanchez/
